martes, 27 de septiembre de 2011

Teatro: El Bufón


En otra ocasión tuve la oportunidad  de compartir con ustedes la magia del ‘clown’, personaje maravilloso que se desenvuelve en un mundo de torpezas, ingenuidad e inocencia creando una comicidad única. Quiero tomar ésta oportunidad para hablarles de otro gracioso personaje que lleva una magia un tanto más cruel que la de un ‘clown’ pero no por eso menos cómica o destacada.
Aunque hay datos que remontan a estos personajes a las Antigua Grecia y Roma los ejemplos más claros los encontramos en la edad media. Un Bufón era un personaje que con sus palabras y acciones tenía por oficio hacer reír a los poderosos, mostrándoles así por medio de sus chistes e imitaciones la crueldad de su realidad. En muchas ocasiones estos graciosos  tenían (por nacimiento) características físicas distintas al resto de las personas, como jorobas y enanismo. Esto generaba un grado distinto de comicidad en ellos, por lo que se fue haciendo común que quienes se ganaban la vida de esta forma, exageraran distintas partes de sus cuerpos con rellenos en sus disfraces o botargas rústicas.
La lógica bajo la que estos grotescos personajes operan está muy alejada del la realidad sentimental de un payaso. Para los bufones todo es un juego que indirectamente exagera y crítica las reglas sociales bajo las que nuestro mundo gira. La vida entera de un Bufón se basa en  burlarse  de los aspectos de la vida humana.
‘Imaginemos por ejemplo que desde el planeta rojo unos marcianos observan a los humanos con un telescopio, pueden ver pero no escuchar lo que hacemos. En su telescopio ellos observan masacres, guerras, robos, explosiones, asesinatos. Intrigados por lo que ven los marcianos sin saber el contexto ni el grave significado de lo que observan juegan a imitarnos, y hacen como que lanzan una bomba nuclear, y hacen como que se matan unos a otros y con cada muerte se levantan a matar o ser matados una vez más y continúan jugando así sin notar la crueldad del juego.’
Ésta es la mejor forma de explicar el humor negro que tanto nos entretiene de un bufón, es como ver a un niño jugando a ser adulto. Solo así vemos y comprendemos la absurda realidad con la que las relaciones humanas funcionan. Cada truhán tiene a alguien en una jerarquía más alta y más baja a la de ellos. El del nivel más bajo es el que se deja mandar y empujar por los otros, el más poderos juega a ser el príncipe, director, presidente o rey y así sin darnos cuenta nos vemos reflejados en ellos. Es por eso que en escena parecen funcionar mejor en pandillas o familias, sin embargo solos también nos hacen reír y pensar.
El mundo grotesco de estos personajes en infinito y si alguna vez tienen la oportunidad de ver a uno en escena los invito a reflexionar y disfrutar cada aspecto repugnante de estos graciosos personajes.

Martín Ventura