Obra del autor norte americano Arthur Miller y ganadora del Premio Pulitzer en Dramaturgia y el Premio Tony como mejor obra en 1949. Miller, sin embargo, nos puede resultar más conocido por su obra ‘Las Brujas de Salem’ (The Crucible) la cual está escrita como una alegoría al Macarthinismo en estados unidos durante los años 50.
Las credenciales son muy fuertes lo cual da pie a encontrarnos con una obra solida. Al entrar al auditorio las expectativas se elevan aun más cuando vemos la imponente y detallada escenografía de Arturo Nava. En pocas palabras el set es una casa dentro de un escenario. Algo así es la fantasía de todo actor, tener un mundo construido en escena para jugar y moverse por todos lados.
La obra que ha sido vista por muchos como una crítica directa al sueño estadounidense de progresar en la vida, nos presenta al viajante Willy Loman de 63 años que va de ciudad en ciudad vendiendo productos. Su pesado trabajo, las pocas ganancias y la explotación por parte de la compañía para la cual trabaja le impiden obtener su bien merecido retiro. Sumado a esto, tenemos a su fracasado hijo mayor Biff viviendo de vuelta en casa; su otro hijo Happy, aunque con trabajo estable, es un mujeriego con pocas esperanzas de progresar; su esposa Linda finalmente resulta ser la que queda en medio de todas las tensiones y frustraciones en la familia.
El actor José Elías morenos, quién da vida al protagonista es también quien en general carga con toda la obra. Sin embargo su destacada participación no es suficiente para disfrazar otros detalles que poco a poco van matando el tono. En general yo no soy fanático de esa nueva tendencia en la que los actores de teatro usan un micrófono para actuar un show entero. Así, dicho uso puede resultar más que contraproducente en una obra larga y compleja como ésta. Con esto los actores caen en una zona de comodidad donde al saber que en todo momento serán escuchados por lo que su formas pueden volverse muy monótona, sin jugar así con los distintos matices que sus voces pueden ofrecer. Es así como el paso de la obra se va haciendo lento y después de un buen rato más que interminable.
En términos amplios todos los actores hacen lo que se pide de ellos en escena, Silvia Mariscal (Linda Loman) y Miguel Conde (Bernard, amigo de la familia) son dos ejemplos constantes y sólidos en escena. Sin embargo, los actores elegidos para interpreta a los hijos de Willy Loman dan lugar a un pequeño debate. Al ver a Osvaldo de León (Biff) y Giuseppe Gamba (Happy) nos encontramos con dos actores que físicamente entran en el perfil requerido. Ambos dan la impresión de poder pasar por personajes de Estados Unidos, lo cual es un plus cuando hacemos una obra situada en un país ajeno. En cuestión de ejecución, tener el perfil adecuado no es suficiente para que la presencia de ambos sea creíble o sólida. Milésimas de segundo de retraso en escena, esperar al momento para decir los diálogos sin reaccionar, y dificultad para expresar sentimientos como frustración, enojo y tristeza, son elementos que colaboraron a que el paso de la obra se sintiera interminable en muchas ocasiones. ‘Just going through the motions’ es una expresión utilizada para estas situaciones de desepmpeño. Simplemente parecía que ambos se pararon a en un escenario a decir sus diálogos cuando era su turno. ¿Qué es mejor? ¿Usar actores que entran en un perfil? ¿Usar actores que no entran en un perfil pero que son más sólido en un escenario? Ese es el debate del que hablo.
Es común encontrar detalles en una obra que no nos gusten o que parezcan no funcionar, por lo que creo que la obra, hablando en términos generales, es buena. Al público en general pareció gustarle y tampoco puedo ignorar que ésta no es una historia fácil de llevar a escena.
Para finalizar quiero nombrar un dato curioso. En muchas algunas ocasiones se menciona que Willy detesta que su esposa esté cosiendo sus medias viejas. Y un regalo importante que él pretende darle a ella es un par de medias nuevas, sin embrago se las da a su amante. Esto es una referencia indirecta a la Segunda Guerra Mundial. Durante este periodo hubo un escases de de medias y otros productos hechos de nailon debido que el uso de este material era destinado para hacer paracaídas por parte del ejército americano.
La obra se encuentra en temporada en:
Foro Cultural Chapultepec: Mariano Escobedo #665, Col. Anzures, Del. Miguel Hidalgo, México, DF 11590
Funciones
Viernes 20:45; Sábados 18:00 y 20:30; Domingos: 17:30 y 19:45
Boletos $195, $359, $418, $532 y $ 590