En esta ocasión me gustaría poner de lado el teatro y las artes en general para hablar de un tema un tanto distinto. Los últimos meses han sido muy estresantes y cansados. Sin embargo se que en una ciudad como lo es la Ciudad de México, el estrés es una realidad para todo mundo. Es por eso que hoy mi nota empieza con un pequeño consejo hacia todos ustedes. Señoras y Señores una de las mejores formas de quitarse el estrés es poniéndonos a jugar como niños chiquitos.
Ya desde hace un tiempo por medio del teatro yo había adoptado esta filosofía. Es bueno recordar que en alguna ocasión fuimos niños, periodo durante el cual el estrés era lo último en nuestras mentes. Si éste existía se nos iba finalizando el examen de matemáticas. Todo era remediado con un juego de futbol, partida de ‘tazos’ o jugando con la casita de muñecas, un juego de matatena, etc.
Ponerse a juagar, por más ridículo que suene es algo que libera. Por esta razón el ‘juego’ es importante en los niños, con esto ellos descubren y entienden el mundo a su alrededor, adquieren hábitos para el desarrollo intelectual y reciben placer de saber que pueden controlar y manipular su entorno.
Dicha filosofía se me olvidó, más que todo por la falta de tiempo. Sin embargo escuchando la radió descubrí que el Papalote Museo del Niño ofrecía una Noche de adultos los jueves. Este lugar era de mis preferidos cuando era un escuincle por lo que decidí hacer un poco de tiempo en mi agenda para dedicar un par de horas a jugar.
El Papalote abrió sus puertas por primera vez en 1993 como el primer mueso para niños gracias a la iniciativa de la Sra. Cecilia Onelli quien convocó a un grupo de jóvenes empresarios para realizar dicho proyecto. Durante los setenta ya se había comenzado una ola en el en la que se creaban espacios para los infantes, y con anterioridad la ciudad de Caracas en Venezuela ya había abierto su propio museo de los niños.
El resultado de mi visita fue una experiencia maravillosa en la que competí con otros adultos a comprar productos en el supermercado, redescubrí los colores primarios, encerré a mi compañera en una burbuja gigante, caminé por un pasaje oscuro usando todos mis sentido meno la vista y además aprendí lo que era un polímero. No solo eso, también creé un polímero con la mezcla que los ‘cuates’ de museo me proporcionaron., dicho polímero se estira y además rebota como una pelota.
Para concluir la noche me senté a tomar un café, comer un croissant mientras me deleitaba escuchando a la banda de Jazz que el museo nos proporciona.
La noche fue increíble, ya habían pasado semanas desde la última vez que me había sentido libre de preocupaciones. Además al igual que muchos de ustedes, acudí a este lugar varias veces cuando niño, por lo que el sentimiento de nostalgia que los recuerdos de mi infancia traían consigo es una de esas experiencias que no hacen único como humanos.
La noche de adultos del Papolete se dan los jueves de de 19:00 a 23:00 pm
Papalote•Museo del Niño tiene sus instalaciones ubicadas en:
2da Sección del Bosque de Chapultepec
Los metros cercanos son: Constituyentes y Chapultepec.
*Para leer la reflexión de S.Cuff sobre ser niño de nuevo: Peter Pan
Martín
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